Pallars 180, por BAAS Arquitectura
Antonio La Gioia
10. noviembre 2023
Foto: Gregori Civera
El estudio barcelonés BAAS Arquitectura, dirigido por Jordi Badía, ha finalizado la construcción de un nuevo edificio de oficinas en el barrio del Poblenou de Barcelona, que concurre al Premio Mies van der Rohe 2024.
Superficie 15.000 m2
Cliente Conren Tramway
Autores del proyecto
BAAS Arquitectura: Jordi Badia, Alex Clarà
Equipo
Kino Coronas, Blanca Ademà, Joana Tril, Diego Duque, Alba Azuara, María Azkarate, Marc Sánchez, Anna Bosch, Maria Mariages, Pere Molas, Marta Cendra
Fotos
Gregori Civera, Alex Clarà, jesús Arenas, Manolo Laguillo
El antiguo distrito industrial de Poblenou, ubicado en los últimos cruces de la cuadrícula de Ildefonso Cerdà, es el escenario de una de las mayores transformaciones urbanas que actualmente se llevan a cabo en la ciudad de Barcelona. La zona ha estado en plena transformación durante más de veinte años, pero la crisis financiera de 2007-2008 congeló su desarrollo, dejándola durante mucho tiempo en una surrealista situación de inacabado. En los últimos años, la administración municipal ha promovido iniciativas para respaldar la continuación de la transformación de esta parte de la ciudad, ahora convertida en una enorme obra abierta.
Foto: Gregori Civera
Antes de la crisis, los estudios de arquitectura llamados a intervenir en la transformación de los antiguos solares industriales, motivados por un "sentir común" lleno de confianza en el progreso y en el futuro, aspiraban a crear edificios icónicos e incluso vanguardistas (Ducks). En la actualidad, los estudios (a veces los mismos) se inclinan decididamente hacia la creación de edificios más sobrios (Decorated sheds). Aunque la transformación aún está en curso y el tiempo es un elemento necesario para forjar la identidad de una ciudad, hasta la fecha, los resultados parecen poco convincentes. No tanto por la presencia de edificios icónicos, sino más bien por los edificios sobrios, que suelen ser contenedores neutros, herméticos y monofuncionales sin alguna relación con el contexto.
Foto: Gregori Civera
Algunas intervenciones intentan escapar a esta lógica. Una de las estrategias adoptadas, común a varios proyectos, es apelar al pasado industrial del distrito y a su característica arquitectura hecha con estructuras sencillas, modulares, de ladrillo u hormigón visto y cristal.
El proyecto de Jordi Badia va decididamente en esta línea, y lo hace con extraordinaria habilidad, dotando al barrio de un sofisticado edificio con una vibrante fachada elegantemente diseñada en torno al regular retículo estructural. Los pilares están revestidos con nervaduras de ladrillo que se hacen cada vez más esbeltas hacia las plantas superiores y, gracias también a la luz predominantemente horizontal que ilumina la fachada principal orientada al noroeste, crean una sucesión de efectos de claroscuro que acentúan su verticalidad y fragmentan el plano de fachada, haciéndolo visualmente más permeable.
Foto: Gregori Civera
Aunque se trate de un contenedor neutro de espacios para oficinas compuesto por 8 plantas diáfanas superpuestas, el edificio rompe con la lógica del bloque autosuficiente gracias a la permeabilidad de su envolvente, compuesta por ventanas todas practicables con pequeños balcones que mejoran la relación del usuario con el exterior. La decisión de retranquear la fachada en las plantas 4 y 5, y más aún en las plantas 6 y 7, además de beneficiar la iluminación natural de la calle, permite la presencia de generosas terrazas que presumiblemente serán animadas por la presencia de los usuarios, añadiendo vida a la fachada, umbral entre el edificio y la ciudad.
El proyecto concurre a los prestigiosos EUmies Awards como uno de los 362 nominados para la edición que, en abril de 2024, elegirá la mejor arquitectura europea del último bienio.