Un triángulo rojo de Miàs Architects y Coll-Leclerc en Barcelona

El diseño del edificio, compuesto por 72 viviendas de alquiler social distribuidas en una planta baja para equipamiento y seis plantas para viviendas, se enfrentó al desafío geométrico del terreno con determinación y creatividad. Al abrazar la forma triangular del solar, el equipo optó por realzar su singularidad en lugar de evitarla. Una de las decisiones más destacadas fue la apertura de dos calles norte-sur dentro de la parcela, para crear tres piezas trapezoidales en las que se organizan las viviendas, que terminan teniendo una apariencia de casa unifamiliar. Esta disposición, junto con la búsqueda de espacios interiores rectangulares y a 90 grados, resultó en una fachada que absorbe las irregularidades del triángulo a través de terrazas habitables. Así, el conjunto es un equilibrio entre forma y función.

Además de su diseño, el edificio se distingue por su fachada roja, un tributo a la historia de la Marina del Prat Vermell (la Marina del Prado Rojo, en español) y a los antiguos textiles que se secaban al sol que teñían el suelo de tonos rojizos. Este guiño a la identidad local, combinado con técnicas de construcción pioneras como el uso de burbujas de plástico reciclado en los forjados y paneles GRC en la fachada, posiciona al proyecto como un hito arquitectónico en la revitalización de la zona.

La atención al detalle se extiende al interior de las viviendas, donde la abundante luz natural y las vistas panorámicas proporcionan un entorno acogedor y confortable. Los espacios comunes, como pasajes y cubiertas, promueven la interacción y la comunidad entre los residentes, mientras que la ventilación cruzada y la exposición solar máxima garantizan condiciones óptimas de habitabilidad.

El diseño arquitectónico del proyecto ha sido cuidadosamente planificado para optimizar la eficiencia energética durante todo el año y llegar a la certificación NZEB (Edificio de Consumo de Energía Casi Nulo). La disposición de las aberturas, el uso de protección solar con lamas orientables y una fachada ventilada contribuyen a reducir el consumo de energía, mientras que los materiales duraderos y reciclables garantizan un bajo impacto ambiental.

Como resultado de estas medidas, el consumo energético total se reduce significativamente a 8,76 kWh/m2 al año, lo que le otorga una destacada calificación A y cumple con los rigurosos estándares Passivhaus. Además, las demandas de calefacción y refrigeración se mantienen en niveles muy bajos, contribuyendo así a un ambiente interior confortable y sostenible.

La colaboración entre Miàs Architects y Coll-Leclerc ha dado lugar a un edificio que va más allá de lo convencional, que desafía las expectativas y abre nuevas posibilidades en el panorama arquitectónico de Barcelona. Con su enfoque en la innovación, la sostenibilidad y el arraigo cultural, este proyecto representa un hito en la transformación urbana de la ciudad.