La otra cara del brillo de occidente

La instalación es parte de la 18ª Bienal de Arquitectura de Venecia, comisariada por Lesley Lokko – que tiene en la descolonización y descarbonización de la arquitectura dos ejes fundamentales de la propuesta curatorial – y es el resultado de un esfuerzo colectivo de activistas y representantes de Xholobeni (Sudáfrica), expertos en sismografía y transducción de Polonia, investigadores, editores de sonido y artesanos, coordenados por el equipo de Andrés Jaque. 

El brillo de los edificios contemporáneos – el manifiesto de la instalación hace referencia explícita a los edificios del Hudson Yards en Manhattan – es el resultado de la aplicación del titanio a las superficies de revestimiento de las fachadas y de los cristales autolimpiables, con el fin de escenificar la inmutabilidad de las hegemonías corporativas globales, y más prosaicamente de los valores inmobiliarios. Andres Jaque habla de dependencia problemática a la brillantez en la arquitectura actual.

Al extraer el titanio de la arena en lugares como Xholobeni, una pequeña zona de la costa este de Sudáfrica, la arena se vuelve ligera y volátil, haciendo polvorientos los lugares de extracción. Esto afecta a la salud de los seres humanos y de los no humanos, imposibilita la agricultura y, en última instancia, obliga a comunidades y ecosistemas a migrar y morir. 
La gente de Xholobeni se resiste a la extracción cantando juntos canciones en las que celebran su vinculación con las tierras y los ecosistemas. La instalación quiere aprovechar de la capacidad de la arquitectura para hacer sentir a los cuerpos la misma violencia que otros cuerpos están recibiendo y propone, también a través de las canciones que forman parte integrante de la obra, construcciones temporales y ecológicas en las que reside un futuro deseable.