Vigo se eleva con Halo: un hito arquitectónico que conecta la ciudad

La accidentada topografía de Vigo, característica distintiva de la ciudad más poblada de Galicia, es todo un desafío. En respuesta a esta complejidad, el Ayuntamiento de Vigo dio vida hace casi una década a la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado "Vigo Vertical". Este ambicioso programa tiene como objetivo abordar las problemáticas derivadas del terreno irregular del municipio mediante una serie de intervenciones estratégicas. El proyecto Halo se enmarca en esta estrategia, siendo la intervención más grande y ambiciosa del programa. Esta imponente estructura no solo facilita la conexión peatonal entre dos barrios de la ciudad, sino que también se ha convertido en un referente arquitectónico, ofreciendo unas vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y atrayendo la atención tanto de residentes como de visitantes.

La nueva estructura resuelve una diferencia de nivel vertical de más de 40 m, conectando la Estación Intermodal Vialia Vigo diseñada por Morphosis, con la zona de García Barbón. Se compone de una torre de ascensores y de un puente peatonal circular de más de 80 m de diámetro que se eleva por encima de una concurrida autopista de 6 carriles. Todo ello, apoyándose en tan solo tres puntos. Uno se corresponde con la misma torre de ascensores. Los otros dos soportes incluyen dos aerogeneradores verticales de 3,1 metros de diámetro, que sirven para generar energía eléctrica para los ascensores. 

La forma circular, declaran los arquitectos, es una reacción al diseño de Thom Maine para el complejo intermodal. La fachada de la estación presenta un eje central dominante, con el grande atrio acristalado de entrada. Un puente peatonal recto alineado con este eje habría obstruido la visual desde el atrio. El puente entonces se aleja del eje central, minimiza su impacto visual sobre las vistas del atrio, sin renunciar a la centralidad en relación con la estación. Los arquitectos hablan de un "elogio al horizonte", citando indirectamente, no se sabe si voluntariamente, la obra de Chillida que Halo evoca en sus formas.

El puente circular, con un ancho de 4,5 metros, permite un paseo panorámico que se abre hacia el paisaje de las Rías de Vigo. Un lado del puente se encuentra equipado con un techo que ofrece protección contra las inclemencias del clima, mientras que el lado opuesto permanece abierto, permitiendo disfrutar de las vistas sin obstáculos. La estructura está compuesta por una celosía espacial revestida con paneles blancos de superficie sólida y vidrio. Las caras externas de los puentes peatonales y la torre del ascensor están cubiertas con vidrio estructural templado laminado sin carpintería intermedia ni soportes, solo soportado en dos bordes. El vidrio tiene una sutil serigrafía cerámica blanca que permite las vistas desde el interior pero que transmite la estructura con su color lechoso y permite que durante la noche la iluminación ilumine la fachada de vidrio como un faro sobre la ciudad.

El proceso de construcción que permitió realizar una estructura tan imponente en un contexto físico muy complejo es ciertamente digno de mención. La estructura se dividió en 9 módulos, utilizando torres temporales cada 25 metros para sostenerlos. Cada módulo se fabricó en el taller de acero, dividido en 4 partes que se soldaron in situ. A continuación, los 9 módulos fueron subidos por una gran grúa situada cerca del centro del puente circular. Las obras duraron 18 meses.