Josep Miàs, miembro de honor del American Institute of Architects

Ana María Álvarez
1. 7月 2024
Josep Miàs. Foto cortesía Miàs Architects.

El AIA resaltó que la arquitectura de Josep Miàs es “experimental e inmersiva”, que sus diseños combinan creatividad y funcionalidad, de manera que los usuarios cuestionan y experimentan esos espacios y, así, sus obras crean un impacto duradero en las personas.

El estudio Miàs Architects es conocido internacionalmente por proyectos como el Club de Golf Fontanals, la transformación del centro histórico de Banyoles, el  Mercado de la Barceloneta, las intervenciones en el Parque de Atracciones del Tibidabo, el 22@ Plug-in Building, la sede de iGuzzini Illuminazione en Barcelona y el proyecto de vivienda social de la Marina del Prat Vermell. En el año 2020, el Centro Pompidou de París adquirió 42 maquetas, 14 esbozos y 18 grabados que ahora forman parte de la colección permanente del museo.

Felicidades por la distinción de la AIA. Aunque conocido, se trata de un programa que se siente lejano. 

Es un reconocimiento anual del American Institute of Architects a máximo tres personas que consideren representativas de la situación actual de la arquitectura. El prestigio está, precisamente, en quién lo ha recibido. Este año hemos sido dos: el mexicano Héctor Esrawe y yo. Pocos arquitectos españoles lo han recibido, entre ellos Rafael Moneo, Alberto Campo Baeza, Enrique Sobejano, Fuensanta Nieto y Francisco Mangado. El valor es valor jugar en este equipo.

Has sido merecedor de este galardón por lo que has hecho en tu entorno más cercano pero que, la AIA entiende, supera las fronteras físicas de tu contexto.

Sí, durante el acto de entrega me di cuenta de la relevancia que mi arquitectura, y de mí mismo, tiene para el AIA. Este reconocimiento es una especie de observatorio internacional, desde EUA, que resalta arquitectos significativos en el mundo. Es un trabajo que se toman muy en serio, un procedimiento largo en el que los mismos miembros de AIA proponen a los candidatos; luego pasan por un proceso de validación riguroso en el que intervienen universidades y otros profesionales. Creo que es muy democrático porque no está controlado por un jurado.

Incluso el gobierno español ha entendido la importancia de este galardón, así que la actual embajadora en Washington me acompañó a todos los actos allí. En Catalunya y en Barcelona no es muy conocido. A lo mejor sí pero solo para personas que se mueven en algunos círculos de discusión y debate arquitectónico.

Puede ser. Creo que se conocen más los reconocimientos de la RIBA inglesa o los premios o becas a obras de arquitectura de la AIA. Pero en este caso se trata de una distinción a tu carrera.

Exacto. Como Honorary Fellow se pasa a ser miembro del Colegio de Arquitectos Americano, un colegio con más de 98.000 miembros. Se debe resaltar la importancia que otorga el AIA a lo que pasa fuera de sus fronteras, además con un proceso de selección que pretende poner en valor maneras de hacer diferentes. No es solo la valoración a obras de arquitectura, también a carrera docente, a profesionales centrados en el pensamiento y el debate, a la crítica. Creo que se trata de una apreciación muy completa y consistente de la arquitectura que va más allá de anécdotas locales porque se valora un perfil y no una obra de arquitectura. De todas maneras, es significativo ganar premios y proyectos porque suma al configurar una trayectoria.

Este reconocimiento del AIA, además, da espacio para explicar tu manera de entender la arquitectura. Estoy de acuerdo con estas situaciones que crean espacios para expresar lo que piensas. Creo que vale la pena que se valoren.

¿Qué significa este premio para ti? ¿Ha habido algún cambio, tanto personal como profesionalmente?

Seguiré trabajando como hasta el momento. Aprecio mucho el reconocimiento y el valor que se da a mi trabajo. Me siento agradecido y me impulsa hacia el futuro. De alguna manera, siento que, con cada reconocimiento, es un rellano de una escalera que voy subiendo. El reto de saber dónde estoy implica más exigencia y, también, conlleva valorar la arquitectura y las personas que están detrás. Estoy muy agradecido porque esta distinción me permite colocarme en situaciones en las que puedo opinar y ayudar a construir ciertas ideas.

Creo que, básicamente, esto supone estar presente en un debate en el que me interesa estar, un debate a nivel internacional (un poco más complejo que el local) pero sin olvidar que aquí existe un discurso muy interesante. No obstante, cada vez me gusta más reconocerme en otro tipo de contexto más internacional y ese premio, en mi caso, me ayuda a seguir pensando que mi contexto natural sobrepasa ese ámbito más local.

Esta situación se haría extensible a ti, personalmente.

Sí, claramente. Creo que, al final, me siento privilegiado porque siento que he construido una imagen internacional a partir de lo más local, porque mis proyectos están en Catalunya, básicamente. Tengo algún proyecto en Madrid y un proyecto fuera de España, pero mis obras se sitúan en Barcelona y Catalunya. Y, precisamente, creo que ser global desde lo local se ha valorado muchísimo en el proceso de este premio.

Desde el AIA se hicieron comentarios al respecto. En otro momento, con la exposición en el Centro Pompidou de París, el presidente del museo compartió esa reflexión sobre la profundidad e intensidad de lo local en mis proyectos, sobre la capacidad de entender el propio lugar para poder ser global y traspasar las fronteras. En otros ámbitos, como entre los diseñadores de moda, cuanto más arraigados a su propio territorio, a su propia cultura, son más internacionales. Creo, precisamente, que esa “internacionalidad” se puede alcanzar siendo muy próximo a tus raíces y a tu cultura, o bien haciendo algo que es realmente extrapolable a cualquier sitio.

En mi caso, creo que es precisamente mi intención de hacer una arquitectura muy de aquí, muy pensada desde aquí, que hace que sea valorada afuera.

La AIA mencionó tus “contribuciones para superar los límites del diseño arquitectónico”. ¿Te reconoces en esta frase?

Sí, totalmente. Creo que la arquitectura ayuda a subir la autoestima de las personas. Con el mercado de la Barceloneta, por ejemplo, más allá del edificio, se consiguió que la gente del barrio se sintiera orgullosa de él, que vivir en la Barceloneta fuera motivo de orgullo. Creo que las palabras del AIA tienen que ver con la mejora en la calidad de vida de las personas porque la arquitectura va más allá del hecho arquitectónico, puede transformar la sociedad. El caso del funicular al Tibidabo, uno de los proyectos sobre los que el AIA pidió información, parte de la idea de ser la primera atracción para los niños que se dirigen al parque. Es además un juego, es una ola pedagógica que mejora la relación entre la montaña y la ciudad, va más allá del objeto e introduce toda una función social y una mejora en las relaciones sociales que el AIA consideró muy importantes para valorar el trabajo.

Imagen de la ceremonia oficial de entrega del Honorable Fellow AIA 2024. Foto cortesía Miàs Architects.

Sobre la logística del Honorable Fellowship: en la página web de la AIA, se explica claramente el proceso de postulación de candidaturas. En tu caso, ¿te presentaste tú o te presentaron?

Yo no tenía ni idea, ni me postulé ni apliqué a nada. El AIA hizo un proceso propio. Cuando llegaron a la selección final de candidatos, me contactaron para pedir información sobre determinados temas. 

En los datos sobre elegibilidad, es fundamental no estar colegiado en la AIA ni vivir en ninguno de los estados de Estados Unidos. Es una apertura total hacia el exterior.

Exacto, esto es lo más interesante. Es la manera de pensar de los estadounidenses: buscan poner en valor personas del planeta. Desde mi punto de vista, es muy relevante: premiar lo externo desde dentro. Creo que es una manera de incorporar talento en las discusiones internar, de acercar a otros a contribuir en su cultura.

Aunque a veces miramos a los Estados Unidos de reojo, con desconfianza, tenemos que darnos cuenta de que son mucho más abiertos, mucho más generosos de lo que somos nosotros. Que un colegio profesional organice un galardón para reconocer a alguien de fuera es de gran importancia. Incluso los actos y las celebraciones que rodearon la entrega del premio me hicieron sentir esa generosidad, esas ganas de hacer circular las ideas y dejar de mirarnos el ombligo. Deberíamos seguir el ejemplo de incorporar el talento sin importar donde esté. 

Dentro de los criterios a evaluar, la AIA menciona el ripple effect. Entiendo que se trata del impacto de tu práctica en el día a día de tu contexto inmediato, en un impacto que va creciendo poco a poco como las olas pequeñas que quedan cuando el mar rompe en la playa. Me llama la atención porque en la AIA crearon un código ético que deben seguir todos los profesionales de la arquitectura. Entiendo que a quien le conceden este galardón, también debe cumplir con ese código.

Exacto, esto es importantísimo. Creo que esa manera tan abierta de ver las cosas y de creer que hay arquitectos responsables que están trabajando en la mejora del planeta. Se trata de un respeto a la sociedad. El AIA insiste en que la arquitectura contribuya desde el punto de vista cultural, pero también social y de integración. 

Los arquitectos del AIA han sido los primeros en reconocer, por ejemplo, arquitectos chinos que están construyendo discursos propios. Creo que están muy atentos a lo que pasa en el mundo. En ese sentido, es importante mencionar que, más allá de algunos políticos, este reconocimiento ha tenido poquísima repercusión en la comunicación local, tanto generalista como especializada. Es una pena porque creo que represento una manera de hacer arquitectura catalana, de poner en valor el contexto en el que nací y me muevo. Si no somos capaces de reivindicar la cultura, todo el resto es adicional. Así que agradezco esta charla porque es la primera vez que me preguntan al respecto.

Creo que la reverberación que este reconocimiento podría causar sería útil para todo el mundo, para la ciudad, para la arquitectura, para el Colegio de Arquitectos, para todos a quienes nos interesa la cultura.

Josep Miàs, AIA Honorary Fellow 2024. Foto cortesía Miàs Architects.

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