LCI Education en 22@: creatividad, sostenibilidad y comunidad
LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
En el corazón del distrito 22@ de Barcelona, el edificio de LCI Education fusiona diseño innovador y transformación urbana. Esta sede, concebida como un hub de creatividad y aprendizaje interdisciplinar, fue diseñado por Fernando Ansorena e Iván Serrano, de Circular Studio, y la construcción ha recibido el certificado de sostenibilidad BREEAM en nivel de excelencia.
Año 2024
Autor del proyecto
Circular Studio: Ivan Serrano Vidal y Fernando Ansorena Marenco
Colaboradores en el proyecto
Victor Ruíz, Íñigo Ocamica, Aina Santanach
Constructor
Constructora del Cardoner SA
Proyecto Instalaciones
L3J: Jaume Pastor Roca
Proyecto Estructura
Otherstructures: Lluís Escudero Domènech
Consultoría Proyecto Fachada
XMADE - Material and Envelope Design SL: Miquel Rodríguez
Proyecto Urbanización
Circular Studio + SBS - Simón y Blanco SLP
Fotos
Julio Mesa
El edificio debía ser capaz de asumir el papel de nave capitana de LCI Education en Europa: se refuerza con su integración urbana y su potencia como una infraestructura adaptada a estudiantes y vecinos. Su diseño va más allá de lo funcional al explorar cómo los espacios educativos pueden integrarse en la vida urbana de Barcelona para impactar positivamente en el entorno social. Entre sus características arquitectónicas sostenibles destaca la fachada de aluminio en seco, un material 100% reciclable y reutilizable, así como la estructura metálica del edificio, que también es completamente recuperable y reciclable.
Desde el inicio, la implantación urbana fue clave en el diseño. Situado en un solar destinado a completar una manzana entre las calles Àlaba, Sancho de Ávila, Àvila y Tánger, el edificio es un volumen prismático que se adapta al nuevo planeamiento urbanístico. Esta modificación permitió una estructura singular y una conexión con el espacio público. Por esto, la planta baja se destaca por su transparencia: un sistema de vidrio ofrece continuidad visual desde la calle hacia el interior, de manera que se amplía el espacio público y se crea un ambiente que invita a estudiantes y residentes a interactuar en un espacio compartido.
La relación del edificio con su entorno urbano es fundamental. Se accede al edificio a través de un puente que guía al visitante hacia una plaza interior que sirve como punto de encuentro y de intercambio social. El espacio interior se despliega en una grada inclinada y una rampa de acceso, lo que permite no solo una circulación fluida, sino también una sensación de inclusión y accesibilidad. La plaza, como extensión del espacio educativo, refleja el espíritu de apertura del edificio, promoviendo la convivencia entre los usuarios del centro y los vecinos de Poblenou. Este tipo de integración urbana es esencial ya que el barrio ha pasado de ser un centro industrial a un epicentro de la innovación y la tecnología en los últimos años.
Fachada sur de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
Fachada este de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
Al interior, el edificio se concibe como un “campus vertical”, ya que la ubicación y los usos de cada programa buscan fomentar la interdisciplinariedad y el intercambio de ideas entre los usuarios. Como puede albergar alrededor de 3.000 estudiantes de disciplinas creativas, el edificio se organiza en recorridos sociales que conectan todas sus áreas; estos recorridos no son simplemente pasillos de circulación, sino espacios de encuentro y trabajo en equipo. Las aulas, tanto teóricas como prácticas, están dispuestas en torno a zonas de circulación amplias que se extienden a lo largo de las fachadas. Esta disposición no solo facilita el movimiento, sino que también convierte los corredores en espacios multifuncionales: lugares de exposición, áreas de trabajo informal y, sobre todo, zonas de interacción donde los estudiantes pueden compartir sus ideas y proyectos.
Uno de los aspectos más destacados de este diseño es la circulación exterior en las plantas superiores, que rodea la biblioteca y se conecta con una “plaza elevada” en el centro del edificio. Esta plaza, resguardada del sol directo por un voladizo, se abre al paisaje urbano y al mar, así que aprovecha la brisa y ofrece un espacio para la relajación y socialización de los estudiantes, En el nivel subterráneo, el edificio cuenta con amplios espacios abiertos para los estudiantes, como laboratorios y talleres de fabricación, que reciben luz natural gracias a los dobles espacios y a los lucernarios que atraviesan la plaza. Esta disposición busca fomentar la colaboración interdisciplinaria y promover la co-creación en un entorno donde el aprendizaje práctico es tan valorado como el teórico.
Plaza elevada de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
Conexiones interiores de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
Espacios interiores de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
La fachada y los materiales del edificio son un ejemplo notable de diseño sostenible y adaptación al entorno. La fachada, con su forma de diente de sierra, responde a las diferentes orientaciones solares y permite una regulación óptima de la luz natural. Los módulos de la fachada, de diversos tamaños, se cierran en las áreas expuestas al sol directo para evitar el deslumbramiento, mientras que permiten la entrada de luz indirecta en los espacios de trabajo. Esta atención al detalle en el control de la iluminación no solo mejora el confort visual en el interior, sino que también contribuye a la eficiencia energética del edificio. La fachada de aluminio, recubierta con pintura en polvo transparente, refleja la luz del entorno y le da al edificio una apariencia cambiante que se adapta a la variabilidad lumínica de Barcelona.
Detalles de las fachada de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
Detalles de las fachada de LCI Education en Barcelona. Foto: Julio Mesa
En lo que respecta a la sostenibilidad y la eficiencia energética, el edificio ha sido diseñado para lograr una calificación energética de nivel A, lo que implica un ahorro energético del 60% en comparación con construcciones tradicionales. Este objetivo se alcanza mediante diversas estrategias, que incluyen el grado de aislamiento de la envolvente y la conexión con el sistema Districlima, la red urbana de la ciudad que genera y distribuye energía de manera eficiente. Además, se utilizan materiales reciclados y reciclables en la estructura, como el aluminio de la fachada, el acero de la estructura metálica y los paneles de madera aglomerada. Esta selección de materiales no solo garantiza una vida útil más sostenible, sino que también promueve un enfoque circular en la arquitectura.
Otras iniciativas incluyen el reciclaje de aguas grises y la implementación de una cubierta verde que favorece tanto el aislamiento térmico como la biodiversidad local. La instalación de paneles fotovoltaicos en la azotea permite al edificio alcanzar un notable grado de autosuficiencia energética, reforzando así su compromiso con la sostenibilidad. Estas acciones, junto con la certificación de sostenibilidad BREEAM® con nivel “Excellent”, destacan el papel de la arquitectura como motor de cambio en una ciudad que aspira a ser un modelo de sostenibilidad.
El edificio de LCI Education en Poblenou no solo cumple con las necesidades funcionales de un centro educativo, sino que también se responsabiliza por el papel de la arquitectura de enriquecer la vida urbana. Su diseño innovador fomenta la interacción entre estudiantes, vecinos y profesionales, ya que se crea un modelo de campus urbano en el que la creatividad, la sostenibilidad y la comunidad coexisten en un mismo espacio.