Josep Ferrando en La Mina: arquitectura para la regeneración y el optimismo

Ana María Álvarez | 2. marzo 2025
Josep Ferrando.

Ferrando equilibra su labor como arquitecto con la enseñanza y la dirección de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de La Salle Barcelona (ETSALS). En esta conversación, profundizamos en los detalles de DosTr3Quatre y en lo que supone intervenir en un contexto urbano con una historia y unas dinámicas tan particulares.

La Mina es un barrio de Sant Adrià del Besós, tan distanciado de su centro que está más vinculado con Barcelona. Construido a finales de la década de 1960 para realojar a personas que vivían en asentamientos irregulares, el barrio creció y se consolidó rápidamente. Durante estos años, los vecinos se han unido en varias ocasiones para reclamar unos servicios mínimos en el barrio, que han ido llegando muy lentamente. La especulación, la desidia o la desatención, o todo junto, hicieron que el barrio se degradara y afectara seriamente a su población.

Tras algunos años de transformación hacia un barrio adecuado para la vida, llega el concurso de Incasól para construir 66 viviendas de alquiler asequible. La propia administración plantea este proyecto como “una pieza relevante” del barrio: “está destinado a ser un elemento singular dentro del entorno construido y, por tanto, sobresale en dimensión y altura respecto del resto de edificaciones”.

Render del proyecto DosTr3sQuatre.

¿Qué significa La Mina para Sant Adrià del Besós y para Barcelona?

Para mí significa una oportunidad de seguir extendiendo y cosiendo la ciudad (Barcelona, Sant Adrià, Badalona) con todo el territorio. Hay varios proyectos previstos y otros ya se han desarrollado como la reconversión del río Besós en un parque lineal. 

Creo que este barrio se ha visto y percibido como un cul-de-sac, como un final. Y, en realidad, está en el medio de la ciudad consolidada. Este barrio es un nodo más de todo este tejido urbano y lo que intentamos es contribuir a este desarrollo, a ser una parte más que contribuya a construir ciudad. 

Localización del proyecto en el entorno urbano.

¿Qué significa el lema DosTr3sQuatre?

Se trata de una explicación literal: dos torres, tres viviendas por escalera, cuatro escaleras. De hecho, habla directamente del sistema de agrupación.

Todos sabemos que en la vivienda colectiva hay dos puntos importantes: el espacio colectivo y el espacio privado. En las bases del concurso del Incasól, se pedía que el espacio colectivo fuera el mínimo posible y conseguir el número máximo de viviendas –sin sobrepasar el límite de 24 viviendas ni la altura máxima permitida de ocho plantas–. 

Esta es la idea del DOS: propusimos dos torres de alturas diferentes, una de ellas de ocho plantas. Así, tres viviendas por planta en ocho plantas dan un total de 24 viviendas, que es lo que permite trabajar con una sola escalera y dos ascensores.

El diseño se basó en un tema de eficiencia. Por eso también las dos torres: para organizarlas en diagonal, de manera que no se hagan sombra la una a la otra, una de PB+3, la otra de PB+8.

Entonces, la de PB+3 se coloca a sur, de manera que, al ser más baja, deja que la buena orientación llegue al bloque de PB+8; la torre más alta, en cambio, se sitúa en la esquina justo entre Cristóbal de Moura y la Rambla de La Mina para convertirse en un hito, para darle un final a la rambla que, se podría decir, desemboca en el Parque del Besós. La intención es estirar todo lo que pasa a lo largo de la Rambla de La Mina: una rambla que nacería –si se construye el puente previsto sobre la Ronda Litoral– en el muelle de Sant Adrià, cruzaría por encima de la Ronda y reuniría todos los equipamientos encadenados que se están construyendo a su alrededor, para terminar en el Parque del Besós, diseñado por Viaplana-Piñón. Con la torre más alta en ese punto se crea un principio y un final a la rambla. 

El TR3S se refiere a las tres viviendas que se organizan, en planta, en una U asimétrica ligeramente desplazadas entre ellas. Esta disposición en U crea unas grietas en el bloque que garantizan la ventilación cruzada en todas las viviendas. 

Así, el DosTr3sQuatre no solo es un tema de juego numérico sino que es todo un sistema de agregación que resuelve temas de orientación solar, de morfología urbana, de ventilación de las viviendas, del espacio colectivo versus espacio privado. Está contando el proyecto.

Localización.

Las viviendas deben tener exactamente 61,80 m2 y esto era bastante complejo de conseguir. Las personas que ocuparán este proyecto ahora viven en el edificio Venus, en La Mina, y tienen unas viviendas con esta superficie. Al trasladarse, deben tener exactamente los mismos metros cuadrados para no tener problemas de exceso o déficit para no pagar o recibir dinero del ayuntamiento.

Por otro lado, no están permitidos edificios con longitudes superiores a los 30 metros, para evitar edificaciones como el mismo Venus. Al segregar y crear torres, debe haber un mínimo de nueve metros de distancia entre ellos. En el concurso, los patios interiores tampoco estaban permitidos (se pueden crear situaciones conflictivas, como convertirse en contenedores de basura). Así que, para conseguir una ventilación cruzada –esencial en este clima mediterráneo– sin patios, las unidades habitacionales deben situarse en esquinas: la ventilación no se cruza por fachadas opuestas sino a 90 grados.

Las tres viviendas que se agrupan deben estar en esquina, así que la U se va rotando. Al interior, los espacios son cuadrados y las habitaciones se separan por el espacio de día (la cocina y la sala de estar) que se dispone en el centro de cada vivienda. Con esta distribución, el proyecto es más eficiente porque desaparecen las circulaciones. Se favorece una mayor adaptabilidad en el tiempo: alguno de los dormitorios podrían convertirse en sala de estar o en estudio; el comedor podría convertirse en un dormitorio individual con solo un mueble que lo marque.

Planta primera.

¿Cómo se contribuye a favorecer la parte social del barrio desde este proyecto?

Hay varios temas. En el espacio doméstico, hemos pensado la vivienda desde la perspectiva de género con, por ejemplo, una cocina abierta, con dimensión suficiente para compartir entre varias personas y que es el espacio central de la vivienda. 

Se requería que no hubiera muchos espacios colectivos ni vacíos que pudieran crear conflictos entre los vecinos, y se debía tratar de alguna manera inclusiva el espacio entre el proyecto y la biblioteca. En este caso, planteamos un pasaje a lo largo de la biblioteca, luego una gran zona para el parking de bicicletas –de manera que siempre hubiera un cierto movimiento de personas–, y dispusimos una parte de la planta baja para usos comerciales.

Por otro lado también está el tema de la durabilidad. El material escogido son las piezas cerámicas (ladrillo), y ya estamos buscando empresas de km. 0 que trabajan con baja emisión en su producción. Este material requiere muy poco mantenimiento y es altamente durable. 

Planta baja.

¿Cómo respondiste al criterio de sostenibilidad económica del concurso?

Al proponer trabajar con materiales de km. 0, de alta durabilidad y de bajo impacto económico. Estamos intentando trabajar con sistemas de construcción de hormigón prefabricado, a ver si lo conseguimos, y fachadas de doble hoja cerámica, que producen una elevada inercia térmica. También se responde con una cierta racionalidad en la dimensión estructural: que no haya grandes luces que impacten en el valor económico.

La adaptabilidad de los espacios, que ya comentamos antes, forma parte de esta sostenibilidad. Por mutabilidad en el tiempo.

¿Y al criterio de la estrategia energética?

Lo comentaba antes cuando hablaba de la inercia térmica, ¿no? Precisamente lo que estamos trabajando son edificios que trabajan como un botijo: un edificio muy compacto, trabajado con cerámica, para que tenga, sobre todo a través de la hoja interior cerámica, una alta inercia térmica. Que mantenga el calor y mantenga el frío. Y se suma lo que exponía antes sobre las ventilaciones cruzadas, que se refuerzan a través de viviendas que siempre tienen dos caras al exterior, aunque sean a 90 grados.

La cubierta del zócalo y del bloque más bajo, que además serán las vistas que se tendrán desde la torre más alta, serán verdes con vegetación intensiva, es decir, que requieren muy poco mantenimiento. Se trata, por un lado, de evitar la isla de calor, porque es ahí donde se refleja y se genera un mayor aumento de temperatura; por otro lado, es un tema de confort visual. 

¿Cuáles fueron los principales retos del proyecto?

Todo: la parte urbanística, la parte social, la parte de materiales y construcción, la parte económica y de eficiencia energética. Había muchas limitaciones pero yo creo que las restricciones son oportunidades. Sin patios, sin fachadas largas, que creo que lo que buscan es intentar desaparecer una idea de bloque asentada en el imaginario social. 

Creo que los arquitectos debemos trabajar como los del judo: aprovechar la fuerza del otro a favor de uno. Así que buscamos aprovechas esas restricciones, dejar de entenderlas como algo puede menguar el proyecto: al revés, lo está alimentando. Creo que el proyecto es fruto de eso. Es fruto de entender las prohibiciones como oportunidades.

¿Cómo va el proceso del proyecto y qué sigue? 

El anteproyecto está presentado y hace poco recibimos el informe de revisión. Debemos entregar los ajustes para comenzar con el proyecto básico. Es un proyecto que puede empezar a construirse a inicios del año 2026, depende de la administración.

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