Unfoldings and assemblages, la representación de México en La Bienal

Silvia Pujalte Toledo
26. mayo 2016
Foto: screenshot
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En esta ocasión, México presenta un abanico muy heterogéneo tanto de propuestas y como arquitectos –que comprenden edades desde la juventud hasta casi los ochenta años– y visibilizará tipologías tan dispares como la arquitectura para la salud, las escuelas o de centros comunitarios de recreación, entre muchos otros. Entre los más destacados, se encuentran el Pabellón Cultural Migrante (Baja California Norte), el Centro Comunitario La Esperanza (Querétaro), la Vivienda para damnificados del Río Fuerte (Sinaloa) y la cooperativa Palo Alto, un complejo habitacional de resistencia colectiva en Santa Fe, el bastión mexicano de las corporaciones multinacionales y las grandes empresas de la América Central.

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En la comunidad de Palo Alto, los más de 300 residentes se reúnen semanalmente en asambleas para tomar colectivamente las decisiones. Y así llevan trabajando desde los años 70, cuando comenzó su lucha por estas tierras que entonces aún eran grandes extensiones de arena. Actualmente, los habitantes de Palo Alto viven, literalmente, a la sombra del símbolo financiero de la ciudad, El Pantalón. Dos mundos opuestos separados solamente por una red de alambre que divide –más que dos espacios urbanizados– dos concepciones de tenencia y comunidad contrapuestas. 

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