¿La movilidad urbana es apta para todo tipo de cuerpos?

Marta Bugés
1. febrero 2022
Screenshot de la aplicación AccesMap con evidenciadas las rutas para sillas de ruedas

Las acciones para resolver las desigualdades van desde la mejora de la circulación con tecnología hasta el despliegue de estrategias para crear entornos integrales, pasando por la recogida de datos precisos que representan a toda la población para informar de todas las decisiones que afectan a la movilidad urbana.  

Screenshot de la aplicación AccesMap con evidenciadas las rutas para quien necesita andar con bastón

1. Planificador de rutas para usuarios en sillas de ruedas 

Los usuarios de sillas de ruedas encuentran numerosos impedimentos a la hora de desplazarse por entornos urbanos. Aunque cada vez se toma más conciencia de las limitaciones de su movilidad y se realizan intervenciones para adaptar los obstáculos a sus necesidades, las salidas siempre suponen algún tipo de lucha. Por suerte, herramientas digitales como las que está desarrollando el Taskar Center for Accessible Technology (TCAT) pueden mejorar su experiencia. El TCAT está ubicado en la Paul G. Allen School of Computer Science de la Universidad de Washington, con el objetivo de “diseñar para la plenitud de la experiencia humana”. El proyecto OpenSidewalks recoge datos sobre los atributos de las aceras que influyen en la experiencia de un usuario de silla de ruedas, como la anchura, la composición de la superficie, la pendiente o la disponibilidad de tráfico compartido, para evaluar su calidad general. La inclinación de las calles es otra característica que determina la mayor o menor accesibilidad para ciudadanos con problemas de movilidad. La aplicación AccessMap proporciona información sobre el porcentaje de pendiente de la ciudad de Seattle, que es bastante abrupta. Gracias a esta aplicación, encontrar una ruta adaptada a las sillas de ruedas está al alcance de cualquiera. 

2. Mejorar los trayectos para usuarios con diversidades sensoriales

Las diversidades sensoriales reducen la capacidad de interpretar el entorno, lo que puede hacer que la vida urbana se perciba como insegura y que los ciudadanos afectados se nieguen a formar parte de ella. La Convención de la Asamblea General de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad destacó en 2006 la necesidad de “facilitar a las personas con discapacidad el pleno disfrute de este derecho y su plena inclusión y participación en la comunidad”. En 2019, la ciudad de Melbourne celebró una serie de talleres para abordar la inclusividad de diferentes discapacidades, uno de ellos centrado en las sensoriales. Los resultados de las sesiones instaron a mejorar la circulación por la calle con información visual, auditiva y táctil clara que oriente a los usuarios con deficiencias sensoriales. Por otro lado, se habló sobre el transporte público en términos de accesibilidad y acogida. Se reclamaban no solo soluciones de diseño para discapacitados sensoriales sino también coherencia a través de toda la red para facilitar su comprensión. Otro punto importante planteado fue la necesidad de disponer de personal formado para apoyar a las personas con dificultades. 

3. Los automóviles ponen en peligro a las mujeres y a su cuerpo  

Aunque los coches son el principal medio de transporte en las ciudades, su diseño no está pensado para todo tipo de cuerpos. Caroline Criado Pérez, periodista y activista feminista británica, ha sacado a la luz muchos campos en los que la brecha de datos de género crea una discriminación sistémica en contra de las mujeres y destaca el sector del automóvil como uno de los más escandalosos.

Antes de salir al mercado, los coches deben someterse a pruebas de choque para garantizar que su conductor y sus pasajeros estén lo mejor protegidos posible. Sin embargo, los maniquíes utilizados en las pruebas de seguridad tienen forma de cuerpo masculino. No fue hasta 2015 cuando la Unión Europea introdujo un maniquí femenino para las pruebas de choque, pero se utiliza en 1 de cada 5 pruebas reglamentarias solo en el asiento del pasajero. En consecuencia, los coches siguen sin estar diseñados para el cuerpo de las mujeres, lo que da lugar a cifras alarmantes: en caso de accidente, las mujeres tienen un 47% más de probabilidades de resultar heridas y un 71% más de probabilidades de morir que un hombre en el mismo accidente de tráfico. En efecto, los coches se prueban principalmente para proteger el cuerpo de los hombres y llevan décadas sin probarse para el cuerpo de las mujeres, por lo que son peligrosos para las personas con cuerpos que no son ni masculino ni estándar.

Este artículo salió originariamente en la revista "The Urban Times", un proyecto editorial impulsado por el estudio de arquitectura OUA de Barcelona y dedicado a los temas que configuran el desarrollo de las ciudades. @theurbantimes

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